Una cosa es llegar, otra es quedarse.
Spoilers
Después del leak no intencional de hace casi tres semanas, por fin podemos disfrutar de la esperada tercera temporada del premiado drama de Netflix. Estaré escribiendo reseñas de dos o tres capítulos a la vez.El final de temporada del año pasado podría describirse como triunfante. Frank y Claire finalmente logran lo que quieren después de pelear a capa y espada por dos temporadas y de quitar de enmedio a todos los que se interpusieron en su camino. Es difícil olvidar el gesto victorioso en los últimos segundos y es aún más difícil evitar alegarse hasta cierto punto por Frank Underwood, a pesar de todo.
House of Cards – Netflix |
De lo que sí era fácil olvidarse era de los métodos cuestionables de los Underwood, y ahora estamos viendo el precio que han pagado para llegar a la Casa Blanca, y Chapter 27 y Chapter 28 lo demuestran.
Nos unimos a la historia 6 meses después del asenso de Frank a la presidencia de los Estados Unidos, y descubrimos que no le ha sido tan sencillo como él se lo había pintado a Raymond Tusk hacia el final de la temporada pasada. Sus números de aprobación están debajo del 10%, su propio partido lo ha abandonado, las relaciones con China no han sido reparadas, y es públicamente humillado una y otra vez por la prensa. El punto culminante lo vemos en Chapter 28, cuando Claire lo encuentra derrotado en el suelo de su estudio después de horas hablando por teléfono y de no poder conseguir un solo patrocinador para poder financiar su postulación para reelección en el 2016.
Claire, por su parte, quiere ser la representante de Estados Unidos en las Naciones Unidas a pesar de no tener la experiencia necesaria, y diez segundos de perder la calma en una audiencia le ha costado la nominación.
Con Doug fuera de combate y en recuperación (¡¿sobrevivió?!), Seth continúa encargándose del manejo de la prensa para los Underwood, con la ayuda del viejo amigo-enemigo Remy Danton. Doug también se encuentra en un punto muy delicado; el ser forzado a quedarse en casa lo está comiendo por dentro, al punto de retomar la bebida. Y para colmo nadie sabe qué pasó con Rachel, por lo que enlista al hacker Gavin Orsay para encontrarla.
Estos dos capítulos han empezado en un punto muy bajo en las vidas personales de todos, lo cual contrasta fuertemente con la nota alta con la que se terminó la temporada pasada. No es que el contraste sea malo, pero resulta difícil de ver. Si algo hemos visto en las últimas dos temporadas es que Frank y Claire son todo menos indefensos, y verlos en una posición tan vulnerable va contra todo lo que sabíamos sobre ellos.
Sin enemigos a eliminar, pero tampoco sin amigos, el matrimonio de los Underwood toma parte central de estos capítulos, y podemos ver que su relación va más allá de afilarse las espadas mutuamente.
House of Cards – Netflix |
En sus primeras dos temporadas, House of Cards fue un drama que se centró en la caza y la emoción que conllevaba, fue una verdadera tormenta política y fue un placer absoluto ser testigo de ella. Ahora, las consecuencias del asenso meteórico (y prácticamente sin trabas) al poder de los Underwood se hacen presentes en todos los aspectos de su vida, y como resultado se siente como un drama más maduro.
Una de las razones por las que personalmente me gusta House of Cards es la cantidad de similitudes que tiene con Richard III de William Shakespeare. O podría decirse que es al revés. De cualquier forma, si algo puede sacarse de la obra Shakespereana, es que lo difícil no es llegar al poder, sino quedarse con él. Si Frank no tiene cuidado puede encontrarse con su propio Richmond, y para cuando eso suceda ya será muy tarde.
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